Un lunes cualquiera… y un clic que lo cambió todo
Todo empezó con un correo.
Era lunes. El equipo estaba en pleno cierre de mes, apurados, enfocados. Un mensaje llegó a la bandeja del área administrativa. Asunto: “Actualización urgente de cuenta”. Venía con el logo de Microsoft, un enlace que parecía legítimo, y un mensaje claro: había que validar las credenciales.
No eran nuevos. No era una empresa improvisada. Llevaban años trabajando con Outlook, confiando en sus herramientas, organizando toda su comunicación a través de ese ecosistema. Pero ese día, alguien hizo clic. Ingresó su usuario, su clave. Todo en apariencia funcionó igual.
Hasta el día siguiente….
El correo siguió funcionando. Pero ya no era suyo.
Cuentas bloqueadas. Correos que se enviaban solos. Clientes llamando para preguntar si “de verdad necesitaban reenviar su información bancaria”.
Ahí fue cuando nos contactaron.
Lo primero que nos dijeron fue: “No entendemos qué pasó. Pensamos que Outlook ya nos protegía de estas cosas.”
El error más común: confiarse de lo que viene con la herramienta
No es el único caso. Lo escuchamos seguido.
Muchas empresas creen que usar Outlook o tener correo corporativo bajo Microsoft 365 equivale a estar protegidos. Pero Outlook no es una barrera de seguridad. No puede filtrar lo que no fue detenido antes. No sabe si ese correo disfrazado de proveedor es en realidad una amenaza. No puede prevenir lo que ya pasó.
A veces los ataques son directos. Otras veces, más sutiles. Correos que nunca llegan. Mensajes importantes que terminan en la carpeta de spam de un cliente. Suplantaciones de identidad que se mueven por tu dominio sin que te enteres.
El problema no es Outlook.
El problema es pensar que Outlook alcanza.
La solución no es cambiar. Es proteger lo que ya usas.
En Nettix Perú trabajamos con empresas que usan Outlook todos los días. No les pedimos que cambien su sistema. No los hacemos migrar a otra plataforma.
Lo que hacemos es colocar una capa de protección real antes de que el correo siquiera llegue a sus escritorios.
No se trata solo de evitar spam. Se trata de evitar errores silenciosos. De asegurarte de que tus mensajes importantes lleguen. De que los falsos no entren. De que un clic no termine en una crisis.
Lo que no se ve también daña
A esa empresa que nos llamó aquel lunes, le mostramos el reporte de su tráfico de correo. No podían creer lo que veían: cientos de intentos de suplantación, archivos con malware, enlaces maliciosos, correos perfectamente redactados que solo un sistema con inteligencia real podía detectar.
Desde entonces, Outlook sigue siendo su herramienta. Pero ahora está protegida.
Y ese es el punto: no se trata de cambiar cómo trabajas.
Se trata de proteger lo que ya haces bien.
¿Y tú, estás protegido o solo con suerte?
Si tu empresa depende del correo como canal de comunicación clave, si usas Outlook, si crees que todo está bajo control solo porque no has tenido un problema grave todavía, este es el momento de actuar.
La mayoría no se da cuenta de que tenía un problema… hasta que ya es tarde.
¿Te ha pasado algo similar? ¿Sospechas que algo no está funcionando como debería? ¿O simplemente quieres estar seguro de que tus correos están protegidos?
Hablemos o escríbenos ahora. Lo revisamos contigo. Sin compromiso.
Porque en temas de correo, la confianza no debería estar basada en suerte.